Reseña: La Guerra de las Brujas

De brujas y profecías.

Desde tiempos inmemoriales, los clanes de las brujas Omar han vivido ocultándose de las sanguinarias brujas Odish y esperando la llegada de la elegida. Un mundo de leyendas y guerra de clanes. Vida y sangre. Las profecías han anunciado que ha llegado el momento. Fantasía real y vida cotidiana mágica.

Historia
Cuando Selene desaparece sin dejar rastro, la insignificante Anaíd, su hija, no sabe hasta qué punto va a cambiar todo para ella. No sólo va a descubrir que su madre es una poderosa bruja Omar, sino que existe una guerra ancestral entre éstas y las Odish y sólo la elegida de la profecía podrá acabar con esa guerra. Y esa elegida no es otra que Selene, que según sus amigas, otras brujas Omar, ha sido secuestrada por las Odish, que pretenden ponerla de su lado para destruir a las Omar y sólo Anaíd puede salvar a su madre, por ella también es una bruja, y no una bruja cualquiera.

Opinión personal
Me daba miedo enfrentarme a las más de mil páginas de esta trilogía acompañadas de una letra minúscula, pero una vez me puse a ello, se me hizo difícil desprenderme de la lectura porque me encontré con una historia cautivadora, unos personajes ricos y una narración maravillosa. La guerra de las brujas se ha convertido en una de las mejores lecturas que he hecho en 2011, y estoy segura de que leeré más de Maite Carranza.
La guerra de las brujas es una historia compleja, que se entreteje entre el pasado y el presente, entre tiempos muy antiguos y la era contemporánea de la mano de Anaíd, una joven que vive en un pueblo de los pirineos y que nunca ha destacado por nada salvo por su prodigiosa inteligencia. Pequeña, desgarbada y con el aspecto de una niña en lugar del de una adolescente. Sin embargo, todo cambia con la desaparición de su madre, que le descubrirá a Anaíd el mundo de las brujas, su verdadera naturaleza como tal y todos los secretos que su madre ha querido guardarle durante toda su vida en un intento por protegerla.
La historia se desarrolla durante más de mil páginas con un sinfín de giros inesperados, de pequeños detalles que parecen insignificantes pero que son claves en una historia en la que nadie es exactamente como parece ser. Las tres novelas que conforman el libro son muy distintas entre sí, y eso facilita la lectura porque no se repiten los mismos recursos y el lector no es capaz de anticiparse a los hechos, que se suceden sin parar, en un ritmo trepidante y de manera inesperada.
Anaíd, la protagonista, es un personaje muy trabajado al que he querido y odiado a partes iguales, pero cuyos actos –sean correctos o no– tienen sentido, es un personaje rico en matices, voluble y vulnerable, al contrario que su madre, Selene, que es fuerte y decidida, con una voluntad de hierro que nunca flaquea. Me hubiera gustado conocer más al personaje de Deméter, la abuela. Sin embargo, aunque el protagonismo se lo llevan Anaíd y Selene, el resto de personajes secundarios también están muy bien definidos y trabajados aunque quizás sean algo más planos en cuanto a su desarrollo en la historia.
Quienes ya conozcan a Maite Carranza deben saber que sus letras fluyen por las páginas y que es difícil desprenderse de su narración que, en esta novela, es poderosa y firme y no escatima en detalles. Consigue mantenernos pegados a las páginas y expectantes y no aburrirnos en ningún momento de la larga extensión de La guerra de las brujas, que en ningún momento se convierte en una lectura lenta, al contrario, siempre parece a punto de estallar.
La guerra de las brujas es una trilogía redonda y que quizás no tenga todo el reconocimiento que merece. No sólo es una historia de brujas sentada sobre unas bases mitológicas así como las propias invenciones de la autora, sino que entretiene, engancha y deja un muy buen sabor de boca cuando uno cierra sus páginas por última vez.
No temáis al ver que son muchas páginas, porque cuando empecéis a leer, se os harán pocas.

Valoración

Ficha

Título: La guerra de las brujas
Autora: Maite Carranza
Año: 2010
Editorial: Edebé
ISBN: 9788423699834

Gracias a Edebé por el ejemplar.