Sesión de llorera manga

Se conoce que soy algo masoquista y se ve que la providencia me escuchó cuando dije que Rivales no me había hecho sufrir tanto como me hubiera gustado. Entonces tomo entre mis manos La melodía de las estrellas, el número 4, y lloro. Ya no sé si de felicidad o de tristeza, de lo mona que es Saku, de lo mal que lo tienen que pasar todos, de que las cosas vayan a mejor y entonces empeoren. No lo sé.
Creía que Takaya no podría hacerme sufrir tanto como con Fruits Baskets -el manga con el que más he llorado en mi vida-, pero tiene una capacidad para despertar mi vena sensible que me abruma y me desespera. Que hace que la adore y que la odie profundamente a partes iguales.

Pero lo de masoquista no es sólo por esto, no. Como parece que no tuve suficiente, cogí otro tomo, No soy un ángel 3. Y entonces recordé que también odio a Ai Yazawa, tanto como la adoro, porque con una sola línea en su trazo, unas cejas algo tristes, es capaz de clavarme una flecha en el pecho y que la congoja me llene y se me haga un nudo en la garganta.

Así que he decidido no volver a decir que algo no me ha hecho sufrir lo suficiente. Al menos por un tiempo. Seguro que volveré a querer tener esa sensación de nuevo.