Cover Hate: Un beso perverso

Portadas que hacen que te quieras sacar los ojos sometidas a un exhaustivo análisis. Se aceptan sugerencias en equinoccioblog[at]gmail[dot]com.

Hacía tiempo que quería poner una portada que a ratos sin duda me encajaba aquí pero en otros momentos quedaba fuera. Tiene algo que me da repelus, de hecho, me hasta grima tocar el libro porque la portada me transmite un mal rollo que no puedo explicar. Así que me he dicho: lo mires por donde lo mires, es un horror, uno de los peores montajes que has visto, así que ya sabes.
Y aquí está, Un beso perverso de Kaitlin O'Riley.

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A pesar del acierto en los colores y la bonita fuente –y que no han caído en el manido tópico de los torsos en la novela romántica aunque tenemos en su lugar un escotazo, que tampoco suelen faltar–, esta portada es un autentico despropósito. Así de simple.
O me pones a la chica de rostro siniestro, que parece la novia de Chucky (mejor no), o me pones el atardecer romántico, pero todo no. TODO NO. Que acaba esto pareciendo una cosa extraña. Estoy segura de que sí solo hubieran dejado el atardecer habría quedado una portada monísima –la mar de típica pero monísima–, pero no, hay que hacer un montaje extraño con una fotografía que... en fin... no sé, es que a mí esa chica me parece como que está poseída o algo, supongo que la intención es que refleje eso de "perverso". Y ese pelo ensortijado, más verde que rubio, sólo añade puntos a mi teoría de la posesión infernal.
Luego está el abrazo de la pareja del atardecer, que es un poco extraño. Y es que ampliando me he fijado de que son, casi con toda seguridad, un copypaste y que además, sus piernas se difuminan con el paisaje, en plan fantasmal. No sé, no sé, algo no me acaba de encajar en ese abrazo.
Por otra parte, la portada está desequilibrada, tenemos el lado izquierdo cargadísimo de elementos y en el derecho... un fondo beige. Parece que han cogido dos portadas distintas y las han mezclado. Seguramente a la hora de diseñarlo presentaron dos portadas y como no sabían cuál elegir, pues usaron las dos y este es el resultado, una cubierta extraña y más siniestra que perversa.
No extraña que cada vez que voy a la librería, siempre haya un ejemplar de esta novela, como si estuviera maldito. Empiezo a pensar que sí.